Según los últimos estudios, la obesidad infantil crece en el mundo desarrollado a niveles alarmantes. Uno de cada cuatro niños es obeso y el patrón de actividad física diaria se ha reducido hasta el punto de que el 50% de los niños no hacen la actividad física diaria recomendada. Los hábitos de conducta cada vez más sedentarios, junto a la mala alimentación, hacen que las probabilidades de que los diagnósticos de obesidad infantil sigan aumentando. Para evitar esta situación lo más recomendable es practicar deporte. ¿Pero cuál es el más adecuado para evitar este problema? La natación.
El estudio realizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública junto con otros organismos públicos demuestra que el 26% de los niños españoles de entre 8 y 17 años presenta sobrepeso y el 12,6% sufre obesidad, lo que supone que ya desde edades muy tempranas están expuestos a factores de riesgo cardiovascular. En opinión de los expertos, la práctica de la natación supone para niños y adolescentes una reducción de esos factores de riesgo si se realiza de una manera regular y profesionalmente dirigida. Esto se debe a que el desempeño de esta actividad deportiva conlleva un alto consumo energético y a que requiere la participación de la mayoría de los grupos musculares, haciendo de este deporte uno de los más completos a nivel físico.
Nadar ayuda a controlar el peso corporal y disminuye los niveles de colesterol y glucosa en la sangre, lo que ayuda a prevenir que se contraigan posibles enfermedades cardiovasculares a largo plazo. Por no hablar de los beneficios que aporta a nivel psicológico, ya que ayuda a mejorar problemas de ansiedad, síntomas de depresión y favorece la autoestima y los estados de ánimo positivos.
Según apunta el Doctor Carlos de Teresa, médico del Centro Andaluz de Medicina del Deporte de Granada, cuanto antes se incorpore la actividad física como hábito en la infancia, mayores son las probabilidades de que éste se mantenga en la edad adulta. Por lo que en este sentido el papel de los padres es fundamental. Deben tratar de ser modelos de conducta y enseñar a los pequeños hábitos de vida saludables, enseñando a sus hijos la importancia del ejercicio físico y de un modo de vida activo. Todo ello siempre de una manera divertida, buscando actividades que inviten a los niños a pasárselo bien y en las que, en la medida de lo posible, pueda participar toda la familia.
Publicado en categoría: Padres, SaludEtiquetas: obesidad, Salud
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